lunes, 23 de julio de 2007

LEYENDO A YELIDÁ

A la memoria del poeta dominicano
Tomás Hernández Franco



Arde la noche
en este calafateo de sombras

Ya no es Madame Suquí
son tus versos martillando mi memoria

Y es que de pronto te encuentro
con tu mirada perdida
y ese estilo de peinar tu pelo negro

Arde la noche, Tomás
es turbio el hemisferio del miedo
y es triste la mirada de la negra
que en la distancia nos mira

Te leo y te miro
en tus bohemias de París
aprovechando los espacios
para buscarte en tus raíces
tan negras tan ricamente negras
tan inefablemente negras

Talvez todo fue una forma
de combartir el miedo
la distancia y el silencio

Te leo y te miro
y ya casi me encuentro
afuera, un perro grita
a la calle burda y vacía
y la noche sigue triste
como una hoja amarilla bien llovida


.

.

2 comentarios:

Ayerím Villanueva dijo...

...Se duermen las sombras entre bocanadas de sol fugaz y piel de rosas, para emancipar las venas desequilibradas del silencio que trae la oscuridad a su rito perlado, triste triste,
Aletargado.


A. Villanueva

Valentín Amaro dijo...

Gracias Villanueva por tu visita y por el poema.

Así mismo, se duermen las horas entre bocanadas de sol...