sábado, 5 de julio de 2008

A Esther



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Y pensar que llegaste ayer
con tu carga de azares
tus ojos café
el olor de la esperanza
tu risa juguetona
y el bombillo que usamos
para el calor

Hoy,
que ante mis ojos
desapareces en los corredores
del Dominico con tu preferida blusa roja
y unos jeans azules
doy gracias al Eterno
por tu vida, tus sueños
tus versos que van naciendo
y porque en tu sangre
habita la inquietud de tu herencia

Anda, hija mía
que los sueños son posibles
en Aquel que nos vigila.

Anda, hija mía
que al andar haces camino
y porque un mundo grande
ya se gesta en ti...


.

2 comentarios:

Daniel J. Montoly dijo...

Un excelente poema, Valentín, entumecido de amor por esa expansión o flor que cada crece y señala su camino. Un viaje inusitado de ternura paterna y como padre que soy, pone frente a mí un espejo donde habré de mirarme un día


Abrazos con afectos. Daniel Montoly

Endris dijo...

Señor Amaro, toparme con su texto fue una admirable casualidad.

Ojalá cada día me depare por lo menos una sorpresa como ésta.

Su aspirante a colega desde Barahona le invita a WWW.endrisba.blogspot.com
www.atenepoético.blobspot.com

Endrisba@hotmail.com

Endris