Por Valentín Amaro
Inicio mis palabras de presentación de esta antología “Cuentos y Cantos de Joba” agradeciendo a Dios por la maravillosa oportunidad de servir a mi país y esta noche en especial de presentar este aporte a mi pueblo. Mi amado JOBA, mi patria chica, de donde nunca me he marchado. Habitante de mis sueños y espacio al que siempre vuelvo cuando me quiero apartar del ruido mortal de la ciudad donde vivo.
Hace más de tres décadas, en Río Piedras, un paraje de este municipio que fui abordado por la poesía. Mi padre trabajaba como administrador de una finca de Juan Fermín (Guancho), y yo le acompañaba a las labores. Un día, uno de los trabajadores dejó un libro de español y de curioso yo comencé a leerlo. En sus páginas encontré este poema que todavía guardo en mi memoria. Es un poema del gran poeta español Juan Ramón Jiménez que dice:
“Y yo me iré y se quedarán los pájaros cantando,
se quedará mi huerto con su verde árbol
y con su estanque blanco
todas las tardes el cielo será azul y claro
y tocarán como esta tarde está tocando
las campanas del campanario”
Pero no sólo nos hemos quedado aquí. Somos atrevidos y al poco tiempo de la creación del taller, nos presentamos de forma especial en
Señoras y señores:
Los poemas y relatos de esta antología “Cuentos y Cantos de Joba” del Taller Literario Salomé Ureña de Gaspar Hernández nos presentan a creadores que de seguir en la ardua faena de leer, reflexionar y crear, no tengo dudas que harán un gran aporte a la literatura de la región y del país.
Son como seis las lágrimas tristes
que resbalan por los blancos cuerpos
lágrimas latentes que nunca viste
y que te bañarán a través del tiempo
Son lágrimas colmadas de melancolía
lágrimas que no las desvanece el viento
lágrimas de despedida de un último día
lágrimas nacidas de un alma en tormento
Pero Fino Sierra no sólo es sonetista, es un poeta que al trabajar el verso libre muestra a un creador con una alta sensibilidad hacia la reflexión y la hondura del verso. Estoy seguro que de seguir en esta línea tenemos que prepararnos para grandes textos poéticos de Fino Sierra. Otra muestra:
Un torrente mojado de sal,
premió la añoranza del regreso,
Mi horizonte;
Una brisa triste, colmada de agonía,
Mi aurora;
Un desierto exagerado por vileza y manía.
Mi morada;
Un torrente mojado de sal,
premió la añoranza del regreso,
Mi horizonte;
Una brisa triste que sonríe en la lejanía,
Mi aurora;
Una afluencia enriquecida de alegría.
Mi morada;
Lo mismo podemos decir de Juan Concepción, poeta agudo, visionario. Concepción posee un manejo de la plasticidad lírica y destreza en la construcción imaginaria del poema. Su pueblo, las amapolas, el atlántico que nos baña es razón para la poiesis, para la creación en su turno de pequeño dios que puede cantar. Cito:
Allí donde sus ojos miran
las aguas azules del Atlántico
y sus lágrimas derramadas
empiezan a recorrer caminos
entre cantos de grillos y calcalíes.
Joba Arriba, Joba Abajo
de tanto y tanto llorar
hicieron tus lágrimas un río
que atravesó de verde
la garganta de mi pueblo.
Y en su poema “Luna”:
Cómo me gusta contemplarte luna
cuando en tu recorrido
coronas de reina la montaña de mi pueblo
contemplarte precisamente
cuando tu luz se esparce
de forma vertical desnudando
cada rincón de mi pueblo.
Cuando las olas del mar
van besando lentamente
cada herida de su boca
contemplar como tu luz entra
en cada ventana de mi cordillera
despertando del sueño a las amapolas
Por su lado, Rafael Soto es un poeta que canta al amor y al hacerlo lo hace con un erotismo vital, sentido y vivido. Rafo apuesta al asalto de dos cuerpos enamorados, su poesía desnuda el juego de los amantes, quienes sin más se traspasan, se beben, se consumen. Veamos:
PROFUNDIDAD
Aromada profundidad que nace en los albores de tu piel
derrochando frescos humedales que irriga tu interior
donde germinan mis deseos, penetrando tus espacios,
escalando tus montañas, haciendo estallar tu inocencia
encandilada por el rubor de mis caricias.
Y en este otro:
el agitado ritmo de la música
que emita el contacto
de nuestros cuerpos desnudos
Cuánto añoro meterme en tu cuerpo
y bajo el influjo del placer
hacerte viajar por las galaxias
ante la mirada atónita
y desorbitada del universo.
Si quieren más, compren el libro…
Juana J. Gil Soto, en esta entrega nos muestra a la mujer que canta al amor y lo hace con gracia y atrevimiento, condición vital para la poesía de este tiempo.
Y es que estás tan lejos
que no te puedo oler ni palpar
y sucede que llueve y te necesito
llueve dentro de mí
y no estás.
Te necesito aquí
arruyándome porque tengo frío
afuera, sigue lloviendo a cántaros
y tú no acabas de arribar.
Malbrilyn Garcia Ventura. En su poesía reboza de ternura. Su canto a la madre es también un canto a la esperanza, a la fe, a la vida.
En narrativa y ojo con esto que voy a decir, gratísimo ha sido encontrarnos con Marcia Salazar Flete quien muestra una especial destreza en la minificción o el relato corto. Marcia conoce los linderos del relato. Es así como la trama de sus historias nos van llevando como quien va amarrando un andullo. Hace un uso exacto del manejo del punto de vista y con unos nudos y desenlaces que hace que recordemos sus historias
Gregory Ramos, por su lado trabaja el humor y la ironía. Esto es evidente en su relato “El perfumero”.
Aurelia Abreu Rodríguez, apuesta a la fábula como medio para enseñar en valores. Es como muchos de los integrantes del taller, educadora y a ello se mantiene fiel. Su fábula “Un canario sin regreso” así lo atestigua.
He aquí el libro, he aquí la muestra de los creadores de Joba. Este libro debe estar en cada hogar de Gaspar Hernández ya que en el podemos leernos.
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